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Un lenitivo para el conflicto


Un pueblo lleno de flagelos y recuerdos de dolor hace de la música un importante paliativo que sana las heridas de violencia. Entonces, los desplazados entonan sus penas y los campesinos de las Javas cantan sin instrumentos. Pronto los fantasmas del horror y la guerra se exorcizan y aparece una luz que abre nuevas posibilidades y caminos hacia la paz.


Zory Ávila es una musicoterapeuta que considera que las ondas y los sonidos enmiendan corazones decadentes y curan el alma. El olor a incienso de violeta invade cada parte de la casa de esta mujer, mientras ella se sumerge en una explicación en la que expone que la música es un aspecto innato en el ser humano, a la carne.


La física cuántica desde hace algún tiempo determinó que el cuerpo es productor de frecuencias sonoras. Cada órgano se mueve y reacciona, dependiendo de la parte, más sensiblemente a unas vibraciones que a otras.


Además, hay una relación intrínseca entre el cuerpo y la música. Cuando las personas duermen, roncan, respiran y les palpita el corazón, producen sonidos involuntarios que son causados por algunos músculos del cuerpo. Sin embargo, ¡no nos damos cuenta que somos música! Desde el campo de la musicoterapia, esta es una de las razones por las que la música tiene tanto impacto en los seres humanos y en la conformación de tejido social, ella hace parte de nuestro ser; sentir y vivir…ya desde el nacimiento hay una relación física, espiritual y mental con la música.


Sobre música
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